¿Cómo resolver conflictos en el aula de forma colaborativa?
Por: Pía Sanhueza
El conflicto es inevitable
El conflicto es inherente a las relaciones humanas, se encuentra presente de manera diaria en la vida (Vinyamata, 2010). Por esto, el saber resolver de forma efectiva las diferencias es una habilidad clave para el mundo actual.
El conflicto surge debido a nuestras diferencias, si bien las personas tenemos mucho en común, cada cual constituye un mundo de particularidades que, eventualmente, puede entrar en aparente oposición con otro (MINEDUC, 2000; 2006).
Los conflictos son situaciones en que dos o más personas entran en oposición o desacuerdo de intereses y/o posiciones, aparentemente, incompatibles, donde las emociones y sentimientos juegan un rol importante y la relación entre las partes puede terminar robustecida o deteriorada, según la oportunidad y procedimiento que se haya decidido para abordarlo (MINEDUC, 2006).
En el contexto escolar, el surgimiento de conflictos es esperable debido a la naturaleza asimétrica de sus integrantes: las diferencias de edad de sus miembros, la jerarquía de su organización, los diferentes roles y funciones que cumplen sus miembros, entre otras (MINEDUC, 2006). En este contexto, los conflictos mal manejados pueden derivar en agresión, violencia o maltrato. Si son bien tratados, los conflictos son una oportunidad para desarrollar en los estudiantes habilidades interpersonales para vivir en democracia (MINEDUC, 2019).
Es importante reconocer que las personas siempre toman una posición frente a los conflictos, la cual puede ser más centrada en los propios intereses o en los intereses del otro.
Existen dos estilos de posturas principales frente al conflicto: una posición de estilo controversial, donde priman los intereses propios y donde “uno gana a costa del otro”. Por otro lado, una postura colaborativa implica la consideración de los intereses de ambos, donde “ambas partes pueden ganar” y a veces deben ceder para lograr un acuerdo o resolución (MINEDUC, 2006).
¿Por qué enseñar a resolver los conflictos de forma colaborativa?
Resolver el conflicto de forma pacífica y colaborativa nos permite cultivar una convivencia escolar sana, disminuyendo la violencia escolar y enseñando a los estudiantes habilidades sociales que les acompañarán durante toda la vida. Se requiere enseñar a los estudiantes que la diferencia con otros no es una amenaza, sino una fuente de riqueza que debe aprovecharse (MINEDUC, 2019).
Comprender la diversidad como una fuente de riqueza y enseñar a los estudiantes a convivir con ella y respetarla, son competencias claves para enfrentar las demandas de la sociedad actual, con sus rápidos cambios, la globalidad y la diversidad de culturas que hoy interactúan y que cambian constantemente.
El conflicto, con una correcta administración, contribuye a un cambio paradigmático en las relaciones humanas, orientándolas hacia la empatía y la colaboración al ponerse en el lugar del otro (MINEDUC, 2000).
Un conflicto resuelto de forma pacífica puede no sólo reparar las relaciones alteradas, sino profundizarlas, generando cambios de actitud que pueden ir más allá de sólo un cambio conductual (MINEDUC, 2000).
¿Cómo llevar a la práctica la resolución de conflictos?
Para poder abordar los conflictos de forma pacífica y colaborativa, un primer paso es fomentar una cultura de aceptación del conflicto, donde se reconozca que, si bien estará presente, puede representar una oportunidad de aprendizaje y/o de profundización de las relaciones.
Un segundo paso es trabajar con la comunidad educativa, especialmente con quienes ayudarán en la resolución de conflictos, la preparación para la resolución, es decir, cómo crear un ambiente que propicie la resolución pacífica, dónde se realizarán las entrevistas, cómo promovemos la participación de los estudiantes y su disposición a resolver, entre otras.
Un tercer paso es profundizar con los distintos miembros de la comunidad educativa, en estrategias de resolución pacífica y colaborativa de los conflictos como son la negociación, el arbitraje y la mediación.
Algo concreto que podemos comenzar a fomentar en el aula, es la escucha de los puntos de vista. Dar turnos de palabra a los estudiantes en conflicto y guiar con preguntas la reflexión, por ejemplo: “¿cómo te sentiste?”, “¿cómo crees que se sintió tu compañero”?, “¿qué necesitas para resolver este conflicto?”, entre otras. También, dependiendo de las características del curso, podemos invitar a los compañeros a participar en la comprensión del otro y en la creación de un acuerdo o medidas de reparación.
Dentro de la profundización en estrategias de resolución, es clave revisar las características de cada una, pues no todas son útiles y posibles de aplicar en todos los conflictos. Por ejemplo, si el conflicto implica un delito, no es recomendable realizar una mediación.
Consideraciones generales
La diferencia de posturas, puntos de vista e intereses generan desacuerdos o aparentes oposiciones entre las personas, lo que entendemos como conflicto. El conflicto es prácticamente inevitable en las relaciones sociales y en la escuela es muy probable que surjan debido a las simetrías en las relaciones.
Favorecer una resolución de conflictos pacífica y colaborativa es clave para prevenir la violencia y promover una sana convivencia escolar, pero requiere un esfuerzo intencionado en la enseñanza de habilidades y estrategias que deben hacerse parte de la cultura escolar del establecimiento.
Para conocer más sobre este tema, consulta por nuestros talleres y capacitaciones de “Estrategias para la resolución colaborativa de conflictos”.
Referencias
- MINEDUC (2000). Resolución de conflictos para la enseñanza básica (5° a 8°). Material de apoyo para la convivencia escolar. Santiago.
- MINEDUC (2006). Conflictos claves para la resolución pacífica de conflictos en el ámbito escolar. Cartilla de trabajo Aprender a Convivir. Santiago.
- MINEDUC (2019). 9. ¿Cómo resolver dialógica y pacíficamente los conflictos? Documento de apoyo de la Política Nacional de Convivencia Escolar. División de Educación General
